jueves, 18 de septiembre de 2008

Sangriento motín en una cárcel mexicana de Tijuana


Las autoridades de Tijuana, ciudad del noroeste de México, informaron del hallazgo de los cadáveres de 19 reos en una cárcel local, al parecer asesinados de forma violenta, horas después de controlar un motín en el presidio, el segundo en cuatro días.

Según la Procuraduría (fiscalía) General de Justicia de Baja California, estado al que pertenece Tijuana, los muertos fueron encontrados en la enfermería del penal, que este miércoles fue escenario de un enfrentamiento entre reclusos y guardias penitenciarios en el que se oyeron disparos.

El suceso en el Centro de Readaptación Social de La Mesa, en Tijuana, ciudad fronteriza con San Diego (Estados Unidos), fue confirmado a la prensa por el titular de la procuraduría estatal, Rommel Moreno Manjarrez, y el secretario de Seguridad Pública, Daniel de la Rosa Anaya.

Otras fuentes de la fiscalía indicaron a EFE que las autoridades examinan los cadáveres para determinar el motivo de su muerte, aunque el portavoz de la institución, José Manuel Yépiz, sostuvo que las muertes pudieron ser a causa de disparos de armas de fuego o golpes.

Debido a la violencia en el interior de la cárcel, que dejó además 12 presos heridos, el gobernador del estado, Jose Guadalupe Osuna, destituyó al director del penal, Carlos Arturo González, a la subsecretaria del Sistema Estatal Penitenciario, Simona Gamiño, y al director de los presidios del estado, Miguel Ángel Canet.

Los tres, que están prestando declaración, fueron señalados por Osuna como responsables de lo sucedido.

El motín había sido sofocado este miércoles con un saldo inicial de siete heridos, dos de ellos con pronóstico grave.

Los altercados habían comenzado poco después del mediodía cuando un grupo de internos tomó algunos edificios para denunciar que los vigilantes no les daban agua ni alimentos desde el pasado domingo.

La medida, señalaron los reos, era una represalia por el motín que ese día dejó un saldo de cuatro muertos y veinticinco heridos tras doce horas de tensión.

Pese a que en la madrugada del lunes fue sofocado ese primer motín, el caos en la zona prosiguió el martes y el miércoles en los alrededores del penal porque los familiares reclamaban información sobre lo que sucedía en el interior de la cárcel, temiendo por la vida de los presos.

Esta vez las autoridades tardaron unas cuatro horas en controlar la situación, incluido un pequeño incendio provocado por los reos, para lo que necesitaron realizar varios disparos con balas de fogueo y proyectiles con gas pimienta.

En el exterior del penal se registraron también situaciones de violencia porque familiares de los condenados lanzaron piedras contra las torres de vigilancia e intentaron derribar con diversos objetos una puerta metálica de acceso, lo que llevó a la detención de doce personas.

Cuando la revuelta fue controlada, cuatro autobuses entraron en el recinto para trasladar a un número indeterminado de reos a otras cárceles.

Las autoridades sostienen que el motín fue consecuencia de un enfrentamiento entre dos grupos rivales por el control de la venta de drogas en el recinto.

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